Nos gusta vivir encerrados en nosotros mismos, o quizá no es que sea que vivamos solo en nosotros mismos sino que no somos conscientes de lo que hay más allá. Para romper la rutina de vivir nuestras vidas, quiero enseñaros una etnia que reside en un pueblo que reside en la cordillera del Hindu Kush, en el distrito de Chitral, al Noroeste de Pakistán.

Kalash

Copyright rashidctl – Ver en Flickr

Cuenta la leyenda que los Kalash son los descendientes de los soldados de Alejandro Magno, cuando estas pasaron camino a la India.

Esta comunidad vive como ya he dicho antes en la cordillera del Hindu Kush, del distrito de Chitral. Se distribuyen en pequeños pueblos escondidos por las montañas. Al ver las fotos me sorprende la claridad de la piel, sus rasgos, su belleza.

Kalash

Es raro lo que digo de los rasgos pues en las zonas vecinas de Pakistán no se tienen unos rasgos tan occidentales. Una cosa que me ha llamado poderosamente la atención es los ojazos que tienen, me he quedado fascinado, sin ir más lejos la chica de la foto de la derecha, impresionante.

Me gusta que haya zonas así sin descubrir mucho, y espero poder ir algún día a este sitio, antes de que desaparezca por la presión de sus “vecinos” por no llamarlos otra cosa, que les presionan a convertirse al Islam, pero por la fuerza y obligación. Se estima que a principio de 1900 había unos 100.000 habitantes de esta etnia, hoy en día de 3000 a 6000 por desgracia. Es una pena que gente totalmente irrespetuosa intente imponer su religión por encima de las personas, sin valorar nada más.                                Copyright Ittiqa Abbas – Ver en Flickr

Respecto a su estilo de vida decir que los Kalash cultivan trigo, judías, maíz, arroz y uva. Los ropajes que llevan son típicos de ellos, no tanto en el caso de los hombres pero si más en el de las mujeres, con esas ropas tan coloridas a las cuales llaman piran. En la cabeza portan una especia de corona de conchas y cuentas, que por detrás tiene una elongación como si de una coleta se tratara. A esto lo llaman susutr. El pelo se lo cortan excepto unos mechones que más adelante usan para hacerse trenzas que salen de la frente.

Sus casas son sencillas, hechas de madera y piedra, con una habitación central donde está el fogón. Por supuesto no tienen baños ni agua corriente, y son las mujeres las encargadas de ir a por el agua necesaria al rio, donde aprovechan para limpiarse.

Kalash

Copyright joesheffer – Ver en Flickr

Su religión divide el mundo en lo puro ( onjeshta ) y lo impuro ( pragata ), curioso, ¿no? Ya no es solo la comida como los Musulmanes.

Realmente curioso que en el mundo del siglo XXI sigan existiendo pueblos tan curiosos y apasionantes. He hablado como si hubiera estado, pero pos desgracia no ha sido, ha sido el post de Viento del Sur el que me ha “inspirado”, o mejor dicho, incitado a escribir este artículo de esta manera, os recomiendo leerlo si queréis saber más de esta etnia.

Y si queréis más fotos pasaros por esta pequeña galería para deleitaros.

Un saludo!

    1 comentario

  1. Andrés 10 noviembre 2011 a las 2:00 Responder

    A mi también me produce la misma curiosidad y fascinación descubrir esta clase de etnias y rasgos atípicos en zonas donde no les correspondería.

    Y no sólo ocurre en Kalash, sino en otras zonas, aunque sorprendentemente muchas son por los países de Asia central. Seguramente el hermetismo de estas etnias ha favorecido que sigan teniendo una fisonomía poco mixta.

    Saludetes.

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